Édgar Méndez se convirtió ayer en el tercer refuerzo del Club Deportivo Tenerife en este mercado invernal, tras los fichajes del lateral izquierdo Ayoze Díaz y del portero Diego Rivas. Recala en el representativo como cedido por el Almería hasta el 30 de junio.
Édgar nació en la localidad de Arafo, en el sur de Tenerife. Pasó por las categorías inferiores del club chicharrero pero muy joven se marchó a probar suerte en la cantera del Real Madrid. En la entidad merengue llegó a jugar en el Real Madrid C en Tercera División.
En la temporada 2009-2010, con solo 19 años, hace su debut en Segunda División B, al fichar por el Ciudad de Lorquí. En el conjunto murciano realizó una buena campaña a pesar de su juventud, lo que hizo que el Real Betis se fijara en él para su filial.
En el filial verdiblanco no tuvo tanta suerte, y al terminar su única campaña allí se marchó al Melilla. En el conjunto norteafricano se destapó y ofreció un magnífico rendimiento, jugando 35 partidos y marcando 7 goles.
Tras esta gran temporada fue el Almería quien se hizo con sus servicios en el verano de 2012, cuando el Tenerife también estuvo sondeando su incorporación. En el filial almeriense también dio muy buen nivel, llegando a estar convocado a varios partidos del primer equipo, pero sin llegar a debutar.
Este pasado verano el Almería decidió cederlo a Segunda División A, para que diera otro paso más en su evolución, ya que solamente había jugado en Segunda B. El equipo en el que recaló fue el Real Jaén, en donde jugó 17 partidos pero solo 3 como titular. Ante esta falta de minutos Édgar decide rescindir su cesión con los jienenses.
En este mercado invernal, tras regresar al Almería, el Tenerife es quien decide incorporarlo, como cedido hasta final de temporada, volviendo así al equipo de su tierra y en donde estuvo durante su etapa de formación.
Fue recogepelotas en el Heliodoro
Édgar Méndez estuvo durante cuatro años en las categorías inferiores del Club Deportivo Tenerife, antes de emprender su aventura en la península. En ese tiempo llegó a ser recogepelotas en los partidos del primer equipo del Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López. Ahora verá los toros desde el otro lado de la barrera.